martes, 24 de enero de 2012

Caminando en la neblina...

Epifánico silencio a la hora del amar,
tus ensueños ya se hicieron a la mar.
Un extracto del perfume del dolor,
tus muñecas boca arriba y hacía el sol...
tus regalos deberían de llegar,
los elefantes locos, el vestido, el ajuar.
Caminando en la neblina que disipa el corazón,
los milagros en cuerpo ya serán,
las violetas de tu sangre vivirán
sobre un río enamorado, y en su andar,
tus regalos deberían de llegar,
las velas, las vajillas y tu felicidad.
Y no sabés si detenerte o llover,
y parada sobre el mundo a tus pies;
tu sonrisa que nos hace temblar,
tiempla el mundo que no entiende al final.
Ese beso de la vida, la sútil melancolía,
el momento cuando piras, los espacios donde miras,
y las gotas de tu lluvia se irán...
Y otra vez en la secuencia de lo pétalos que caen,
se decubren los misterios de azar
y las manos que se encuentran en la flor,
la bestial naturaleza del amor.
Tus regalos deberían de llegar,
si todo se termina todo vuelve a empezar.
La mañana que se viene es una extraña sensación
que refleja en los espejos del tiempo;
y la niña acurrucada en el rincón
es la chica contra la furia de dios;
tus regalos deberían de llegar,
no es mucho lo que tengo para darte, mirá...
Y no sabés si detenerte o llover,
y parada sobre el mundo a tus pies;
tu sonrisa que nos hace temblar,
tiemba el mundo que no entiende al final.
Ese beso de la vida, la sútil melancolía,
el momento cuando piras, los espacios donde miras,
y las gotas de tu lluvia se irán...
y tus regalos deberían de llegar,
y las gotas de tu lluvia se irán...

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