domingo, 13 de julio de 2014

Historia completa


Hace mucho no entraba y sentí ganas de escribir Bueno muchachas ahí va nuestra historia.
 Mi nombre es Romina, tengo 34 (21/6/1982) años, soy de Santa Fe, soy docente por pasión y necesidad, ex dueña de un jardín maternal, actualmente soy Secretaría de una escuela primaria y mamá  El sueño de toda mi vida siempre fue ser madre, y obviamente lo pensaba dentro del marco de una pareja y toda la cuestión de vestido blanco y arroz pero como el príncipe azul perdió mi dirección empecé a barajar la idea de ser mamá sola, en realidad me pasó que en un momento empecé a entrar a chusmear cuanto foro de maternidad se me cruzaba por el camino y en uno de tantos, en los que siempre hablaba de mi deseo de ser mamá pero de no encontrar el hombre indicado, en una de esas charlas recuerdo que una forista me dijo "Y ese es tu "problema"?, mujer, estamos en el siglo XXI, hoy en día con un tratamiento de fertilidad podés ser mamá" y ahí yo caí y me dije y "por qué no?" y así fue cómo empecé a meditar el tema, tenía unos 25/26 años y para entonces iba y venía en relaciones que creo, en el fondo, sabía que no prosperarían. Tuve muchos vaivenes, tanto emocionales, como económicos, como de pérdidas de tiempo amorosas y otras yerbas, pero a fin del 2011 dije ¡basta!, basta de perder el tiempo, de esperar al príncipe azul, de dejar pasar mi sueño por estúpidos e inmaduros que no valen la pena, yo quiero ser madre, siempre lo supe y el vestidito blanco, las flores y arroz nunca me quitaron el sueño, así que me lancé a este viaje a la maternidad sola porque nadie me apoyo en mi decisión, sola enfrente todo, pasé por todos los estudios y controles pertinentes, me topé con más de un profesional en el camino y no tanto, hasta que di con los ideales para mí, después de muchas idas y venidas llegaron los tratamientos, enfrentar el combo hormonal, los pinchazos, lo desconocido, lo nuevo, la ansiedad, los nervios, los miedos, porque el proceso no es fácil, ver morir tus ilusiones con un negativo, esa espera interminable de un ciclo perdido, sólo porque a mis ovarios malditos se les dio por enquistarse, son muchas emociones, sensaciones difíciles de explicar, es como dar pasos en la oscuridad, un tsunami de sentimientos, pero todo quedó atrás cuando en mi tercer tratamiento, en esa mañana muy fría vi medio dormida el signo + en el evatest, me acuerdo que lo acercaba y lo alejaba, no lo podía creer, y después la confirmación de la beta, impagable y ni decir la ecografía sumado a todo ver la seña del médico indicando que son MELLIS, el momento de sentir sus latiditos fusionado a mis lágrimas que brotaban imparables y ahí me di cuenta que no pude tener mejor elección, qué fuerte e inteligente soy! Por razones que nunca podré explicar mucho menos entender una de mis hijas, Constanza se puso alas en la semana 24 de embarazo, en una ecografía de rutina me tocó escuchar "mamá esta bebé no tiene signos vitales, su corazón se detuvo" eso me partió al medio, creo que no hay dolor más grande...no entendía nada, sentía que el alma se me desgarrada de dolor, luego empezó una pesadilla de varias semanas de reposo (la vida pasaba demasiado lenta y el dolor de saber a una de mis hijas muerta dentro de mi era indescriptible, ni siquiera podía llorar) cuidados especiales, análisis y ecografías semanales y hasta una interconsulta en buenos aires con especialistas en medicina fetal, pero nada pudo evitar que en la semana 28 de gestación (semana 28 según fum), el 30/12/2012 se desencadenará el parto y naciera mi hija Amparo, tuvieron que hacerme una cesárea de urgencia, y una suerte de legrado, pari vaginalmente a mi angel..  cuanto miedo, cuantos sentimientos encontrados, mi médico ni siquiera apareció, sufri violencia obstetrica,  estaban sólo los doctores de guardia. fueron momentos muy difíciles. Amparo peso 1.460grs, ni siquiera pude verla. No habían pasado ni 3 horas de la cesárea cuando me levanté y me llevaron a Neo ahí estaba mi pequeña hija que ya había enfrentado su primer paro cardiorespiratorio, sus débiles pulmones necesitaban ayuda, conectada a un respirador y llena de cables, sondas, envuelta en una bolsa  y así la conocí. A la semana de nacida pesaba 1020grs y me dejaron cargarla por primera vez pero la vida nos tenía otra sorpresa desagradable, empezó a perder fuerzas, devolvía la leche, una batería de análisis y estudios determinaron que sus glóbulos blancos iban en aumento, había una infección en los intestinos que pronto llegó a la sangre desencadenando una sepsis generaliza, la punción en la médula no se hizo esperar, el resultado tampoco, "mamá podes venir a parte" me dijo la doctora, sabía que nada bueno era, y lo que no quería escuchar "Amparo tiene meningitis bacteriana" Dios que tan mala fui en la vida para merecer tanto castigo? 20 días en coma cada 8 horas le pasaban 3 antibióticos diferentes, sus venitas no resistían tanto, nadie me decía nada "hay que esperar" era una frase repetida, ni siquiera podía tocarla y contra todo pronóstico una mañana despertó y me miró como diciendo "acá estoy mamá, me aferré a la vida por vos" enseguida la tome en brazos y se prendió al pecho, mis pechos doloridos de tanto sacaleche, la herida de la cesárea abierta de tantas idas y venidas, no sólo me dolía el alma sino también el cuerpo, noches sin dormir, (cada vez que tenía que dejarla se me rompía el corazón) pero ahí estaba mi princesa dándome las mejores lecciones de fortaleza. Casi 2 meses en cuidados intensivos neonatales pero hoy está en mis brazos, él día de irnos a casa llegó "mamá te ganaste un alta" me dijo la doctora. Y aunque me costó todas las fuerzas que tenía y no conocía salir adelante y tener un bebé prematuro no es tarea sencilla,  infinidad de controles y cuidados. Hoy mi princesa tiene 4 años absolutamente sana, nada de secuelas, todos los estudios normales, todas las pruebas de desarrollo normales. En conclusión es el mejor regalo que una mujer puede esperar.: una nena sana y feliz! Y si hoy me preguntan vale la pena tanto dolor yo respondo orgullosa SI! VALE MIL VECES LA PENA... aunque el dolor de perder a una de mis hijas me haya dejado una herida eterna porque por más que te digan que la vida continúa, sí, continúa pero el dolor también, todos los días esta presente y siempre le rezo para que nos cuide y nos ayude a salir adelante porque después de tocar fondo la única opción es salir adelante... ser mamá de una nena prematura no es tarea sencilla,  fueron 2 alos de controles, cuidados espaciales, estimulación temprana, de conocer muchos profesionales, de mucho miedo y aprendizaje. Soy mamá de un ángel en el cielo y de una princesa en la tierra