jueves, 21 de septiembre de 2017

Lisandro

Sentada entre lágrimas de dolor inmenso, aún creyendo sentir cuando tu vida se agitaba en mi interior, mirando al cielo cuestione a Dios, por qué yo, que había buscado con tanto amor a mi bebé tenía que perderlo así, por qué si tanto te rogue un milagro no me lo diste, por qué me lo arrancaste así, dejándome vacía una vez más...  por qué ? Necesitaba una respuesta... cerré mis ojos empapados y me desvaneci en los brazos de la noche... Una voz suave y tenue me susurró al oído, Dios no castiga ni premia, Dios sabe de ante mano nuestro destino, Dios sostiene primero al más débil, Dios tomó aquel bebé indefenso, sabiendo su destino de una vida efímera quiso darle la oportunidad de ser amado y decidió que lo mejor para él era colocarlo en un vientre que lo amara sin medidas, que fuera bienvenido, acurrucado en el más inmenso amor, así Dios lo puso en tu vientre para que se sintiera profundamente deseado, para que tu amor lo ayudará a volver al cielo y para que tuviera la posibilidad de conocer el amor en la tierra, porque hubiera sido injusto no ser amado, porque tu bebé ya era un ángel... Dios te eligió entre muchas, el destino dará revancha, se hará justicia, tus lágrimas serán recomensadas. Me desperté suspirando, sin entender mucho lo que estaba pasando, sentí otra vez ese amor inexplicable por mis hijos angelados, aquellos que sólo yo sostengo en mi corazón, aquellos que ya nadie reconoce, pensé que infinito es el amor que trasciende más allá del cielo y el dolor.... todavía no puedo pararme entera, todavía no logro rearmarme, todavía estoy juntando mis propios pedazos, pero sé que soy más que todo eso, sé que tocar fondo es necesario para saltar más firme y fuerte hacia al futuro, el futuro que dará revancha...

lunes, 9 de enero de 2017

CONSTANZA

Escuché alguna vez a alguien decir que cuando muere un bebé, se pierden los colores, todo se vuelve gris.  Hoy, a 2 años de la muerte de mi hija, Constanza, comprendo perfectamente esa metáfora.  Pero difiero en algo, no se pierden los colores, los colores siguen estando.  Se pierde nuestra capacidad para reaccionar y sorprendernos ante esos colores.  Cuesta mirar un paisaje, alegrarse por cosas lindas que siguen pasando, disfrutar de un momento de risas…Todo cuesta porque se perdió lo más hermoso que existe en la vida.  Entonces todas las otras bellezas que nos rodean pasan a ser insignificantes.

Tuve que reconstruir pedazo por pedazo mi alma destruida por la muerte de mi Constanza.

Sin embargo, a pesar de sentir que para mí se perdieron la belleza y los sueños, el amor me siguió atando a esta vida.  El amor de mi otra hija, Amparo, y el recuerdo de mi bebita, que si bien no la vi, ya la conocía.  Y la conocía más que nadie en este mundo.

El amor que me invadió el pecho aumentaron la nostalgia por la ausencia de mi bebita, pero me colmó  de orgullo.  Un orgullo que no sé explicar, que quizás se pueda entender si digo que a pesar del dolor por su muerte, bendigo que Constanza haya existido, y que yo sea su mamá.  Agradezco que ella haya pasado por mi vida.  En esos momentos no importa el dolor, porque el amor es mucho más fuerte.
  El dolor hace que la vida sea más intensa, a pesar de haber perdido la belleza y los sueños.

No hay consuelo, claro que no lo hay; pero sí existe una caricia para el alma.  Esa caricia ayuda a seguir viviendo.  A tener esperanzas de poder cargar esta cruz el resto del camino que me queda por delante.  Esa caricia al alma es mi hija Amparo

Por eso me volví una persona exigente.  Ya no quiero entregas a medias, no quiero cariños leves, no quiero amigos fugaces, no quiero mentiras piadosas ni mucho menos lealtades débiles.  Constanza me enseñó que todo debe darse con intensidad.  Que las medias tintas no deben existir.  Que si se ama, se debe amar con toda el alma; que si se ayuda, se debe dejar todo; que si se acompaña, se debe estar presente en cuerpo y alma; que si se pierde la confianza, se debe cerrar esa puerta. Y Amparo me enseñó la fortaleza, el amor infinito y empuje para seguir adelante

Constanza marcó un antes y un después en mi vida.  Ya no soy la misma.  Pero tampoco quiero volver a serlo.  Porque sería retroceder a vivir la vida de aquella Romina sin Constanza y Amparo. La vida de Romina, mamá de Constanza y Amparo , es diferente.  Está sacudida por el dolor más insoportable que pueda existir, pero está resignificada.  Está reforzada.  Está colmada de mucho amor, de un amor que me sensibiliza y me hace ser mejor persona.  Ser la mamá de Constanza y Amparo es lo más hermoso que pudo pasarme en la vida, porque me convirtió, me cambió, me purificó, me colmó.

Reniego de la muerte de mi chiquita, pero bendigo su existencia. Y doy gracias por la hija hermosa que dejó a mi lado para llenarme de amor. Nada puede calmar el dolor de una mamá que pierde a su bebé.  Nada. Ni siquiera otro hijo.  Pero mi Amparo, me devolvió las ganas de seguir, verla luchar por su vida me fortaleció el alma. El amor de Amparito no quita peso a mi cruz, pero me da fuerzas para soportarlo e impulso para seguir caminando.

AMPARO

Hoy quisiera hablarte de cómo cambiaste mi vida.
Es verdad lo que dicen acerca de todo el amor que inunda a una madre cuando tiene a su hijo por primera vez en sus brazos, pero nadie habla del miedo que sentimos, de ese miedo que te cala los huesos y desearías desechar, envolverlo en un pañal y que se junte con lo que debe, ese miedo que al principio no te permite avanzar.

Lo admito, yo tuve miedo con vos, miedo de cortarle las uñas a un pequeño ser de no más de 48cm, miedo de bañarlo, miedo de cambiarlo, miedo de no ser suficiente, miedo de ser demasiado, miedo de fallar, miedo de faltar o simplemente miedo.

Después de poco entendí (o me hiciste entender) que existía un antes y un después de vos. Que todo cambiaría pero sin duda alguna todo era mejor.  Todo fue una locura los primeros días, pero juntas lo logramos, era verdad lo que me decían “los bebés no se rompen tan fácil como una cree y son más fuertes de lo que parecen”.  Me demostraste una fortaleza incomparable mi leona de la vida

Dejé de preocuparme por universidad en la que estudiarias, del qué pasará si….?, decidí dejar muchas cosas al tiempo y vivir hoy, dejar los miedos en el pasado y la ansiedad para el futuro, decidí vivir nuestro presente, me concentré en darte el cariño y la atención que necesitas, y dejar que todo avance junto a vos,  decidí ser proactiva cuando me di cuenta que crecías sin parar y que necesitaba disfrutarte, pues era yo la que en realidad necesitaba de vos y no al revés.

Quizás con el tiempo comprenderé que por más que me esfuerce no podré ser la mejor madre, menos aún la que vos te mereces, cometeré errores y te amaré, volveré a equivocarme y me disculparé, fallaré nuevamente y mejoraré, lo que me impulsará a seguir será siempre tu amor y la esperanza  de ser cada día una mejor versión de mi misma, para de vos, a cada paso, hacer un mejor ser humano.

Para terminar deberías saber que muchos te dirán que nada en la vida es fácil, ni tampoco color de rosa, sin embargo aquí estoy yo, para demostrarte lo contrario.

La vida es de colores y más aún desde que vos llegaste.

Tenes miedo? Yo también!

Chicas, como ya saben desde hace un tiempo que estoy en eate camino de las mspe como administradora del grupo de facebook. Desde mi perfil Romi Mspe soy quien les envía la solicitud de amistad y quien les escribe para conocerlas y luego darles ingreso al grupo. Noto que el factor común de todas ante la decisión de ser madre soltera por elección es el miedo  o los miedos, muchas veces siento que tienen el deseo pero las detiene el miedo. Todas, absolutamente todas hemos sentido miedos, la diferencia dar el paso muy a pesar de ellos, aun ante el terror que les provoque, hay que dar el paso y animarse, ni hace falta que les diga que ser mamá es maravilloso, así con todo lo que implica, desde decidirnos a pedir turno para la primera cita con fertilidad, pasando por los análisis y estudios, los tratamientos hasta que llega el positivo... Ahí todos los miedos mutan al terror de que algo salga mal pero la felicidad se vuelve infinita y Nada es comparable al instante de ver un hijo por primera vez...  Ahí se dan cuenta que dar aquel primer paso no era tan difícil...  Vamos a animarse, no dejen correr el tiempo, mañana, el próximo mes, el año que viene...  Puede ser tarde...  Den ese paso y permitanse vivir esta bendición...

Una soltera profesional

~:Una soltera profesional...
Tengo treinta y tantos años y soy soltera. No se me fue el tren a ningún lado. Nadie me dejó, no soy quedada ni amargada, no estoy incompleta, no estoy loca y mucho menos soy solterona. Sólo soy soltera. Soltera profesional, esas que nos salimos del modelo de mujer que nos vendió Disney, las telenovelas y sobre todo del modelo que nos enseñó la familia desde que nacimos.
Y es que a los veinte se te perdonaba que fueras soltera y la gente casi te aplaudía por ello, pero a los treinta parece que es un pecado. La libertad femenina tiene fecha de caducidad para la sociedad.
Así que en vez de sentirme mal porque no encajo con lo que todos quieren que sea, lo tomé como un incentivo para crecer y hacerme más profesional en lo que soy: soltera.
¿Pero cómo distingues una solterona de una soltera profesional?
1. Lo eliges.
Una solterona piensa que no le quedó más que ser soltera. Lo sufre. Le apena. Una soltera profesional, lo elige. Sabe que la mujer que es hoy tiene que ver con que ha sabido elegir bien a sus parejas, aprende de cada una en su tiempo y también a dejarlas ir cuando es debido. Elegir ser soltera en vez de estar con quien no te quiere sólo por tener pareja es ser una soltera profesional.
2. No te da miedo quedarte sola.
Una solterona piensa que de seguir así se va a quedar sola toda la vida, que hay que buscar marido a costa de lo que sea. Para una solterona buscar novio es un trabajo. Una soltera profesional sabe que nunca ha estado ni estará sola, se tiene a sí misma, disfruta su propia compañía, sabe que la persona que siempre estará con ella y nunca va a dejarla es ella misma.
3. Te sientes más guapa que nunca.
Una solterona no acepta su edad y los cambios que la naturaleza trae con los años. Detesta su cuerpo. Se castiga, se exige. Las solteras profesionales saben que ser guapa tiene más que ver con cómo se sienten que con lo que ven en el espejo. Por supuesto que ahora comen más frutas y verduras que antes y hacen ejercicio, pero aceptan su cuerpo como es. Y es que lo más importante es que aunque ya no tenemos el cuerpo perfecto que teníamos a los veinte, sabemos usarlo mucho mejor con los años porque nos queremos más, nos sentimos más mujeres, más sensuales, más sexuales y eso se nota.
4. Formaste un hogar.
Una solterona no sabe vivir sola, una soltera profesional ha formado un hogar para ella misma con todo el amor del mundo, decorándolo con todo lo que siempre quiso tener, con todo lo que la hace sentir cómoda. Se cocina, se apapacha, se hace un spa en su propio baño. Tiene el mejor hotel de lujo para ella sola sin pedir opiniones.
5. Sabes divertirte sola.
Una solterona busca hasta por debajo de la tierra un acompañante para una boda, bautizo, funeral, fiesta infantil, etc. Una soltera profesional sabe que las miradas cuando llega a una fiesta son por lo buena que se ve y no porque la juzgan por llegar sola. Sabe divertirse donde sea sin tener que chutarse a un güey incómodo. Desde que se inventó Uber ya no necesitas que nadie te lleve a casa.
6. Tienes éxito profesional.
Una solterona busca un marido que la mantenga. A una soltera profesional le apasiona tanto lo que hace en su trabajo que hasta le pagan por ello. No hay nada más satisfactorio que ser exitosa y entre más creces más quieres tener en todos los sentidos. Es mentira eso de que a los hombres les da miedo una mujer exitosa. Al contrario, nos aman, nos admiran.
7. Te conoces a ti misma.
Una solterona espera ser rescatada por un príncipe azul, porque es débil y necesita huir de sus fantasmas, de sus inseguridades. Una soltera profesional se conoce a sí misma tan bien que no carga fantasmas, prejuicios, miedos o traumas en su espalda, es una mujer fuerte que sabe enfrentarlos.
8. Te gusta viajar sola.
Una solterona sataniza a la soledad como a un monstruo. Una soltera profesional sabe que la mejor aventura de la vida es la que vive sola en medio de la paz. Y no sólo viaja por el mundo, viaja en su mente, no puede estar ni un minuto sin viajar hacia otra parte, yo por ejemplo pienso que quiero escribir un libro, que quiero aprender a cocinar pasteles, que quiero aprender italiano, que quiero visitar Turquía, la India, que quiero estudiar foto, cada minuto de mi vida estoy viajando hacia algo que me hace feliz.
9. Disfrutas tu sexualidad sola o acompañada.
Una solterona se culpa por sentir placer. Se lo niega. Una soltera profesional sabe que el placer se consigue sola o acompañada y sabe decidir cuándo y con quién vivir cada experiencia sexual. Sabe que es ella la única responsable de sus orgasmos y no es ni una princesa ni una zorra, es ambas, porque sabe ser amiga y amante, sabe tomar decisiones sobre su cuerpo y sobre todo sobre su corazón.
10. Casarte y ser madre no es una obligación. Es un deseo.
Una solterona sufre porque se le va el famoso tren, porque al reloj biológico le suena la alarma. Sufre porque no está siendo lo que la sociedad le dijo que tenía que ser. Una soltera profesional no busca una pareja, lo que quiere es encontrar un soltero profesional que sea muy feliz. Dicen que no hay parejas felices, sino personas felices que hacen pareja. Cuando encuentre un soltero profesional entonces los dos quizás quieran convertirse en unos amantes profesionales y luego quizás en unos padres profesionales. Una soltera profesional está más cerca de conocer a otro soltero profesional que la acompañe en su vida, porque entre más cerca estás de tu alma, más cerca está tu alma gemela.
Una soltera profesional es una mujer completa. Le gusta su vida, salir al mundo sin avergonzarse, sabe que no ser la mujer que todos esperan la convierte en una mujer original.
Y eso no significa que naveguemos con la bandera de “solteros profesionales” todo el tiempo y promulguemos nuestra religión, no es temerle al amor o huirle al matrimonio, pues como dicen, si vas a hacer algo que te gusta, hazlo bien, sé un profesional.
Relájate y encuentra tu modelo a seguir, enamórate de ti misma y déjate querer.

((( Si haces las cosas desde el corazón será más fácil plantarte frente al mundo.)))

Si, se puede...

"Bien sabemos, y nos hemos cansado de oír, que sólo una madre entiende lo que es ser madre. Bueno, ahora que formo parte de ese grupo selecto puedo decir: madres, no lo saben todo. Sólo una madre que después de parir debe volver a la casa sin su hijo es capaz de comprender esa mezcla ambigua de felicidad y dolor. Pero no así de fácil como suena. No es solo “felicidad y dolor”. Es la felicidad más feliz y el dolor más doloroso. Es vivir simultáneamente el mejor momento de tu vida y el más desgarrador que jamás habías imaginado. No hay momento ni lugar para la depresión post parto. Del quirófano a la neo. Calmantes para los dolores. Habitación. Faja. Neo. Desfile de parientes y amigos a quienes no podes mostrarles tu hija. En nuestra estadía, me sentí más cercana a cualquier otra madre de allí que a ninguna otra persona. Y supe quienes eran las verdaderas amistades y la familia que valía la pena.
El día que nos dan el alta a nosotras y tenemos que dejar internados a nuestros hijos vivimos la noche más larga. No podemos hacernos una carpita ahí, porque no hay donde enganchar las estacas (todas lo evaluamos). Y porque si no descansas bien, mami, la leche no sale. Entonces en algún momento te vas, la mirás cien veces, le tiras besitos, le tocás la mejilla, le hablás para que reconozca tu voz. Para que sepa que la madre sos vos y no la enfermera. Para que sepa que no siempre que la van tocar es con fines médicos. Pero tarde o temprano llega el momento de ir a casa. Las enfermeras te dan toda la confianza, contención y apoyo, y sabés que está en el mejor lugar en dónde podría estar, pero no alcanza. Y sabés también que la que está poniendo el cuerpo es ella, no vos. Ella, tan chiquitita y tan valiente. Te das cuenta que antes de todo esto no tenías ni idea lo que era la angustia; pero es necesario reinventarse después de cada llanto, para volver temprano al otro día con una sonrisa y canciones para cantar. Porque si hay algo valioso que podemos hacer es parar de llorar, darles nuestra leche y nuestra energía.Y tener paciencia, porque nosotras también somos madres prematuras. Pasar horas en el lactario estimulando esa leche que no sale porque todavía no era la hora de salir. Admiro infinitamente a todas esas madres de neo, a las que llegaron después que yo y se fueron antes, y a las que están hace meses y aún siguen allí dando pelea. Parieron guerreros prodigios que tuvieron que aprender afuera los instintos con los que deberían haber nacido. Ni dios, ni la virgen, ni buda: seres humanos, solo madrazas, un gran cuerpo médico, doctores utópicos y enfermeras con vocación. La internación se transforma en un mundo muy íntimo, casi como el propio vientre materno del cuál nuestros hijos salieron antes de tiempo. Sabés, con solo mirar a otra de las madres, cuándo es un día para charlar, y cuándo es un día para estar en silencio. No tenés ni puta idea que día es hoy, pero sabés que Luciana es la mama de Ernestina, que Daiana la de Lázaro, que Vale la de Luana y Ailen, y así. No tenes ganas ni de pensar en navidad y año nuevo, pero sabes preguntar si Lourdes ya aprendió a succionar, si comió con sonda ayer o si Facundo ya pudo regular temperatura y lo pasaron a cuna. Toda esa energía que te falta para contestar los mensajes del celular, para pasarle el parte diario hasta a los más íntimos, toda esa energía se transforma y vuelve ni bien ponés un pie en la neo y hay que apagar el teléfono. Es extraño pero, aún cuando puedas no tener ganas de hablar con los más amados, el diálogo con las otras madres de neo fluye. No sé de dónde pero sacas una sonrisa para la que hoy vino angustiada, no sé de dónde pero escuchás con atención a la que hoy necesita descargarse. Y encima, es mutuo. Porque de repente no tenés más pudor, y un llanto desconsolado puede ser calmado por el abrazo de la más desconocida compañera de sala. Todavía recuerdo cuando rompí en llanto en aquel pasillo de neo y esas mamás supieron darme consuelo y comprensión. Quiso esta vida caprichosa darme 2 hijas, que nacieran antes de tiempo, quiso darme una hija angelada y con alas que se fue volando al cielo, quiso ponerme a prueba y darme esta experiencia, que yo tuviera la mejor hija del mundo, mi valiente, mi guerrera. Quiso darme a mi y a otras tantas mamis la oportunidad de ver cómo diminutos pequeños se hacen paso a la vida como verdaderos héroes y heroínas. Así cómo lo hizo Amparo que Hoy es una niña sana y feliz. Sí, se puede!"

Romina (mamá de Amparo)